Mientras lees estas líneas, tres áreas de la corteza exterior de tu cerebro trabajan: el lóbulo frontal, encargado de procesar las imágenes; el lóbulo occipital, encargado de asociar los símbolos que percibimos (las letras) con un significado, y finalmente el lóbulo temporal, cuya tarea es hacer una equivalencia fonográfica de lo leído como si escucháramos un discurso o leyéramos en voz alta.
Al hacer una reducción un poco simple de la inteligencia a una cuestión aritmética (mayor capacidad cerebral, mayor inteligencia), ¿podemos plantear que leer nos hace más inteligentes?
Un estudio reciente llevado a cabo por el doctor Manuel Carreiras del Basque Center on Cognition Brain and Language sugiere que sí.
Carreiras realizó un estudio entre ex guerrilleros colombianos como parte de un programa de alfabetización para reincorporarlos a la sociedad.
Al comparar los cerebros de los adultos antes y después de cursar dicho programa el resultado fue contundente: las personas alfabetizadas mostraron un incremento importante en la materia gris (la densidad neuronal) y en la materia blanca (encargada de conectar los dos hemisferios del cerebro).