La enfermedad de Crohn es una enfermedad crónica de origen
desconocido que quizás tiene un componente autoinmune en la cual el sistema inmunitario del individuo ataca su
propio intestino produciendo inflamación. Frecuentemente la parte afectada es
el íleon o tramo
final del intestino delgado, aunque la enfermedad puede
aparecer en cualquier lugar del tracto digestivo.
La enfermedad fue descrita por primera vez por Giovanni Battista Morgagni (1682-1771). John Berg en 1898 y el cirujano polaco
Antoni Leśniowski en 1903
describieron más casos de la dolencia. En 1932 la información fue publicada
otra vez por Burrill Bernard Crohn y sus colegas Ginzburg
y Oppenheimer, y del apellido del primero proviene el nombre más conocido de la
enfermedad. A veces puede encontrarse bajo el nombre de enteritis regional o de
colitis granulomatosa.
El origen exacto de la enfermedad es desconocido, pero se sabe de factores
de carácter genético y ambiental que aumentan el riesgo de padecerla. Varios
estudios han asociado la enfermedad a variantes genéticas, entre otras un gen
del cromosoma 16, pero no es una enfermedad hereditaria en sentido estricto.
Este mal se engloba dentro del grupo de las enfermedades inflamatorias
intestinales (E.I.I., I.B.D.), del cual también forma parte la colitis
ulcerosa.
Tipos
Desde mediados del año 2006, se acepta la llamada clasificación de Montreal,
que fue propuesta por la Organización Mundial de Gastroenterología, y que clasifica a los pacientes
en función de la edad de comienzo, localización de la enfermedad y
comportamiento de esta.
En cuanto a la edad de comienzo, se distinguen los tipos A1 (menos de 16
años), A2 (de 16 a 40) y A3 (más de 40).
En cuanto a la localización, L1 (íleon y quizás
zonas vecinas del ciego),
L2 (colon sólo) y
L3 (suma de L1 y L2); además, se añade "+L4" en caso de que el
paciente tenga afectada la parte alta del tubo digestivo (esófago, estómago, duodeno, yeyuno o íleon
proximal).
En cuanto al comportamiento, definimos B1 (tipo inflamatorio,
predominan las manifestaciones de inflamación), B2 (tipo estenosante,
predominan las estenosis o estrecheces en el tubo digestivo) y B3 (tipo
perforante, predominan las fístulas y fisuras). En cualquier caso, si hay afectación de
la región anal, se añade "+P".
Así, una persona que comienza con la enfermedad a los 30 años, tiene
afectado el colon
y el esófago,
y tiene un patrón con estrecheces de intestino y, además, fístulas en
el ano, tiene patrón
A2,L2+L4,B2+p.
Dependiendo del lugar de la inflamación se clasifica el Crohn en:
- Ileocolitis, es la forma más común, afecta la parte inferior del intestino delgado (íleon) y el intestino grueso (colon).
- Enteritis de Crohn, afecta al intestino delgado en general,
- Ileítis, que afecta al íleon o porción final del intestino delgado.
- Enfermedad de Crohn gastroduodenal, que causa inflamación en el estómago y la primera parte del intestino delgado, denominada duodeno.
- Yeyunoileítis, que ocasiona parches de inflamación desiguales en la mitad superior del intestino delgado (yeyuno)
- Colitis de Crohn (granulomatosa), que afecta al colon.
- Crohn en estado crítico estenosante, se han documentado pocos casos en el mundo y se da cuando la enfermedad no responde a ningún tratamiento, en este caso se procedería a la cirugía si el área afectada no fuese muy extensa.
Fases
La enfermedad se caracteriza por períodos de actividad (brotes) e
inactividad (remisión). Estos períodos varían según los pacientes, en algunos
la remisión dura años; sin embargo en otros se pueden producir brotes
continuos. Las fases de remisión se caracterizan por la ausencia de síntomas,
mientras en las fases de actividad se presentan mayoritariamente dolores
abdominales, diarrea, vómitos, obstrucciones, fiebre, pérdida de apetito y
pérdida de peso.
Síntomas
Los pacientes con enfermedad de Crohn pueden tener síntomas muy variables.
Unos pocos no sufren casi molestias, otros pocos tienen molestias graves y
continuas, y la mayoría se encuentra entre uno y otro extremo, con síntomas que
aparecen y desaparecen, mejorando generalmente con el tratamiento.
Dependiendo de dónde esté localizada la enfermedad, los síntomas pueden
variar. Las personas con afectación del intestino delgado, la más común, tienen
sobre todo diarrea,
dolor abdominal y lo que se llama síntomas generales: debilidad, pérdida de
peso, falta de apetito. En el caso de la afectación del colon, va a
predominar la diarrea,
a veces con sangre.
También el tipo de enfermedad determina los síntomas. Los pacientes que
tienen síntomas inflamatorios suelen tener más dolor y diarrea, mientras que
los que tienen síntomas de estenosis o estrechez, tienen más dolor, e incluso
pueden presentar obstrucción intestinal.
Es importante recordar que la enfermedad de Crohn puede afectar al ano,
produciendo lesiones de tipo fístula, absceso o úlcera, con sus correspondientes molestias.
En cada paciente se pueden añadir otros síntomas, como los dependientes de
la anemia
(debilidad, palidez), de las manifestaciones extraintestinales (dolores
articulares, lesiones en la piel), muchos otros síntomas digestivos (vómitos,
por ejemplo).
Los niños con Crohn pueden sufrir retrasos en el rendimiento escolar, en el
desarrollo sexual y en el crecimiento.
También se producen algunas complicaciones como consecuencia de la
inflamación intestinal como la obstrucción intestinal, fístulas entre vísceras
vecinas o megacolon tóxico, incluso la muerte del paciente si la enfermedad
esta en estado crítico.
Tratamiento
Hoy por hoy, la enfermedad de Crohn no es curable, pero sí controlable, y la
mayoría de las personas pueden hacer una vida normal. El fin del tratamiento es
evitar nuevos brotes o reducir la duración de los que surgen. Algunos de los
tratamientos son:
Tratamiento farmacológico, que sigue siendo la base, y que incluye
diversas familias de fármacos. Los glucocorticoides
se suelen emplear en los brotes agudos, y los inmunosupresores
como la azatioprina, la mercaptopurina o el metotrexato, para mantener el
efecto a largo plazo. Últimamente se han desarrollado las llamadas terapias
biológicas, como el infliximab y el adalimumab,
que consiguen detener la inflamación, a veces de manera importante, aunque no
son necesarias en todos los pacientes.
Tratamiento quirúrgico: en el cual se extirpa la parte de intestino
afectada y la persona queda libre de síntomas a corto plazo. Esta operación
nunca es curativa, ya que en la mayoría de los casos la inflamación reaparece
cerca del lugar de la cirugía. El uso de antinflamatorios puede retrasar la
recurrencia de la inflamación. Hay casos en que los pacientes han durado hasta
más de 15 años sin síntomas.
Tratamiento por fotoféresis: el paciente es sometido al procedimiento
de fotoféresis extracorpórea con lo cual se ha observado evolución positiva en
un importante número de pacientes.
Tratamiento alternativo dietético: los tratamientos denominados
alternativos basan por lo general sus afirmaciones en casos aislados y no
siguen el método científico. Es necesario tomar con mucho cuidado las
afirmaciones acerca del control de la enfermedad de Crohn o de cualquier otra
enfermedad por medio de dietas. Es cierto que algunas de ellas pueden aliviar
considerablemente los síntomas de la enfermedad de Crohn, pero ninguna ha
demostrado que consiga lograr remisiones prolongadas.
Ciertos productos, al margen de los medicamentos, han demostrado tener
cierta eficacia. Son el el caso de los probióticos y el aminoácido llamado
L-glutamina, principal carburante del intestino delgado. Además, la ingesta de
ácidos grasos esenciales (omega 3 y 6) ayudarán a restaurar la mucosa
intestinal
Sin embargo, es preciso apuntar que no hay estudios excesivamente
concluyentes al respecto y que generalmente, estas dietas sólo consiguen
disminuir la intensidad de la enfermedad de Crohn y patologías similares. De
todas formas, en el caso de la enfermedad de Crohn se suele recomendar a los
pacientes que eviten los alimentos que les produzcan molestias. Más
concretamente, si hay estrecheces intestinales, no se debe tomar demasiada
fibra.
Tratamientos sintomáticos: en ocasiones, es necesario tomar ciertos
medicamentos para aliviar los síntomas, como pueden ser las resinas tipo
colestiramina o colestipol, para reabsorber la bilis que el intestino no es
capaz de eliminar. También a veces se emplean antidiarreicos (siempre con
vigilancia médica). No hay que olvidar el apoyo psicológico que estos pacientes
necesitan a veces.
Perspectivas
Actualmente se están llevando a cabo numerosas investigaciones en el campo
de la farmacogenómica, con el fin de examinar si la
dotación genética de un individuo permite determinar su susceptibilidad a la
enfermedad o su respuesta al tratamiento. Hoy en día, los estudios genéticos no
tienen ninguna aplicabilidad en el día a día.
Hay muchos nuevos tratamientos en estudio para la enfermedad de Crohn. Es
necesario destacar algunas líneas de investigación:
- La primera, que ya se está empleando en parte, son los llamados tratamientos biológicos, que emplean sustancias fabricadas artificialmente pero que imitan a otras que nuestro cuerpo posee. Ya se emplean el infliximab y el adalimumab. En general, se usan en formas bastante intensas o graves de la enfermedad. Los que ya se conocen ofrecen resultados comprobados en el día a día que han cambiado la vida de muchos pacientes, pero ni sirven a todos, ni son la curación. Estos tratamientos biológicos consisten en apagar durante un pequeño espacio de tiempo la reacción del sistema inmune, lo que deja paso a posibles infecciones. Este corto espacio de tiempo alargado durante varias tomas produce un efecto de desinflamación a largo plazo.
- La segunda línea de investigación, es el tratamiento de la infección por micobacterias. Algunos equipos médicos creen que el causante de la enfermedad de Crohn es una bacteria llamada Mycobacterium avium paratuberculosis (MAP). Esta bacteria produce en el ganado la paratuberculosis, similar a la enfermedad de Crohn. Como es una bacteria capaz de infectar a diversas especies, se cree que una de ellas sería la humana, en que causaría la enfermedad de Crohn. Un grupo tradicionalmente interesado en este aspecto es el del Dr. Hermon Taylor, en Londres (se pueden consultar vídeos explicativos en la red). No obstante, en otra investigación llevada a cabo en Australia, en donde se trató a un grupo de 213 pacientes, o bien de esta manera o con placebo, los resultados no son concluyentes. Al cabo de 2 años, no hubo diferencias en la evolución de la enfermedad entre los pacientes tratados y los que recibieron placebo. Los medicamentos empleados son conocidos, algunos son antibióticos de la familia de los macrólidos (claritromicina) y otros son fármacos usados contra la tuberculosis clásica (clofazimina, rifabutina). No hay aún, sin embargo, una pauta clara y recomendable. En resumen, no hay noticias fehacientes de tratamientos nuevos en esta línea, y antes de que se permita la comercialización, se requiere evidencia médica más sólida. Es de esperar que algunos centros puedan, entretanto, llevar a cabo programas experimentales de tratamiento.
- Una tercera línea es el uso de larvas de nemátodos (gusanos redondos TSO), que pueden tener algún interés pero de momento se encuentran en fase muy inicial. En un estudio, la administración de larvas de Trichiuris suis durante 24 semanas a 29 pacientes con enfermedad de Crohn demostró resultados notables. El 79,3% de los pacientes mostraron respuesta al tratamiento y el 72,4% de los pacientes entraron en remisión. Estos estudios no se han repetido y desde hace años no se ha vuelto a hablar de ellos.
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