Las parejas que adoptan hijos tras un tratamiento fracasado para los
problemas de fertilidad típicamente tienen una alta calidad de vida, halla un
estudio reciente.
Investigadores suecos compararon los resultados de varios tipos de parejas:
parejas cuya fertilización in vitro (FIV) fracasó; parejas cuya FIV resultó en
hijos; parejas que decidieron adoptar tras el fracaso de la FIV; y parejas sin
problemas de fertilidad.
Las parejas que se sometieron a FIV fueron evaluadas cinco años tras el
tratamiento. La calidad de vida entre los más de 970 hombres y mujeres se midió
como bienestar psicológico y una sensación de conexión.
La calidad de vida fue más alta entre las parejas que adoptaron niños tras
una FIV fracasada, y más baja entre las parejas que siguieron sin hijos tras el
fracaso de su FIV, hallaron los investigadores.
"Esto muestra que la calidad de vida se relaciona fuertemente con los
hijos, independientemente de si son resultado de embarazos espontáneos,
adopción o hijastros", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad
de Gotemburgo Marie Berg, profesora de la Academia Sahlgrenska de la
universidad.
"Los resultados muestran que puede ser importante pensar en la adopción
inmediatamente cuando las parejas buscan ayuda médica para la infertilidad,
sobre todo ahora que sabemos que la adopción mejora la calidad de vida. Ahora
mismo, la idea de adoptar solo se toma en cuenta cuando la FIV ha
fracasado", anotó.
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