SALUD Y NATURALEZA

El contacto con la naturaleza tiene mucho que ver con la salud según la revista Observer. Las investigaciones han demostrado que los entornos verdes  favorecen el bienestar psicológico, con una mejora de la atención y una reducción de la irritabilidad y de la agresividad. Bienestar físico y pronta recuperación de pacientes son algunos de los beneficios.

En las últimas décadas, la conciencia de nuestra relación con el medioambiente se ha ido incrementando, así como las constataciones sobre los efectos del entorno natural en nuestra propia naturaleza. Nuestro bienestar depende de la naturaleza debido a la evolución de nuestros ancestros en este entorno, señalan los expertos.

Fomenta la atención

En los años ochenta del siglo XX, el psicólogo Stephen Kaplan y sus colaboradores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, fueron de los primeros investigadores que aportaron pruebas científicas sobre dichos efectos.
 
A raíz de una serie de estudios sobre el fenómeno de la atención, estos científicos descubrieron que la exposición a escenarios naturales tenía un profundo efecto restaurador en la capacidad del cerebro de concentrarse.
 
Kaplan cree que esto se debe a que nuestros ancestros evolucionaron en contacto continuo con los entornos naturales. Gracias a ello, en dichos entornos nosotros nos sentimos más cómodos, más relajados, como si estuviéramos en casa. Este estado de bienestar nos hace estar menos distraídos.

Reduce la agresividad
 
Los descubrimientos de Stephen Kaplan y sus colaboradores llevaron a los investigadores William Sullivan y Frances Kuo, de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, a analizar la relación entre la ausencia de un entorno natural y la irritabilidad, que se sabe está relacionada con la atención fatigada. A su vez, la irritabilidad está asociada a la agresividad.
 
Kuo y Sullivan estudiaron a 145 mujeres residentes en un complejo residencial urbano, en Chicago. Algunas de ellas, vivían en edificios con vistas a zonas verdes, mientras que desde los edificios de otras sólo se veía triste hormigón. Los resultados de este estudio demostraron niveles significativamente más bajos de agresividad y de violencia entre las residentes con apartamentos cercanos a la naturaleza, que entre las otras.
 
Entre las conclusiones de sus investigaciones, destacan observaciones como que “en los entornos más verdes nos encontramos con que la gente es más generosa y más sociables. Encontramos fuertes lazos de vecindad social y un mayor sentido de comunidad, más confianza mutua y la voluntad de ayudar a los demás.

Favorece la recuperación
 
Además de los evidentes beneficios para la salud psíquica que proporciona la naturaleza, también se ha demostrado que los entornos naturales ayudan al bienestar y la recuperación física.

Por esta razón, los investigadores británicos Richard Mitchell, de la Universidad de Glasgow, y Frank Popham, de la Universidad St. Andrews, publicaron en 2008 un artículo en el que se señalaba que, ante el persistente crecimiento de las desigualdades socioeconómicas en lo que a salud se refiere, una mayor exposición a entornos verdes podría ayudar a reducir la tendencia a padecer ciertas enfermedades. 

Asimismo, en 2009, una investigación dirigida por Peter Kahn, de la Universidad de Washington, y realizada con trabajadores de una oficina moderna, demostró que aquellas personas que en su lugar de trabajo estaban sentadas cerca de una ventana con vistas a escenarios naturales se recuperaban antes que otras sentadas frente a una pantalla de plasma que mostraba imágenes de la naturaleza u otras que no disfrutaban de vista alguna, del estrés producido por situaciones externas.

En este sentido, los investigadores señalan que es en los entornos más verdes donde personas operadas de cirugía han experimentado una mejor recuperación.

Asimismo, los espacios naturales facilitan la realización de la actividad física, mejoran el funcionamiento del sistema inmune, ayudan a los diabéticos a alcanzar niveles saludables de glucosa en sangre y mejoran el estado de salud funcional y las habilidades de vida de las personas mayores. En cambio, las zonas con menos espacios verdes se asocian con mayores tasas de obesidad infantil y todo tipo de enfermedades cardiovasculares.

El tandem naturaleza y salud no entiende de diferencias sociales ni de desigualdades económicas. Así lo demuestran los resultados de las investigaciones que Kuo y sus colaboradores han realizado, y en las que se midieron indicadores como los ingresos económicos de las personas.

"Si bien es cierto que quienes tienen más poder adquisitivo tienden a tener mayor acceso a la naturaleza y mejores resultados de salud física, aquí las comparaciones muestran que incluso entre personas del mismo nivel socioeconómico, los que tienen mayor acceso a la naturaleza tienen mejores resultados de salud física”, explica la directora del Laboratorio de Paisaje y Salud de la Universidad de Illinois.

Naturaleza y salud, un binomio muy estudiado

Existen múltiples estudios que relacionan naturaleza-salud humana. "Los investigadores han estudiado los efectos de la naturaleza en muchas poblaciones, de tipologías muy distintas. Por ejemplo, han observado a habitantes de Chicago residentes en edificios altos, con un árbol o dos y zonas ajardinadas fuera de los edificios donde viven; a estudiantes universitarios expuestos a presentaciones de diapositivas de escenas naturales mientras estaban sentados en clase; a niños con trastorno por déficit de atención, a personas de la tercera edad en Tokio con diferentes grados de acceso a calles peatonales verdes, y a voluntarios de clase media que pasan sus sábados reconstruyendo ecosistemas de pradera, por nombrar algunos colectivos”, enumera Kuo.

La investigadora señala que “los estudios no han consistido, simplemente, en confiar en lo que los participantes en la investigación informen acerca de los beneficios que para ellos tiene la naturaleza sino que dichos beneficios se han medido, objetivamente, con datos como los de informes sobre delincuencia de la policía, como los de análisis de la presión arterial, como los del rendimiento en pruebas neurocognitivas estandarizadas o como los de mediciones fisiológicas de funcionamiento del sistema inmune".

Zonas verdes, elementos vitales en ciudades

En este sentido, la directora del Laboratorio de Paisaje y Salud asegura que, en lugar de basarse en muestras pequeñas formada por amantes de la naturaleza, los científicos confían cada vez más en estudios elaborados a partir de la opinión y experiencia de segmentos de población que no tienen ninguna relación particular con el medio ambiente. Así, por ejemplo, un estudio examinó a niños que estaban recibiendo la atención de una red de clínicas dirigidas a población de bajos ingresos.

Lo mismo sucede con indicadores como el nivel de renta, característica que hasta el momento se había ignorado a la hora de realizar trabajos de investigación de este tipo.

"Los científicos están teniendo en cuenta los ingresos y otras diferencias en sus estudios. Así que la pregunta ya no es si las personas que viven en barrios más verdes tienen mejores resultados de salud, que los tienen, sino más bien la cuestión se ha convertido en si las personas que viven en barrios con zonas verdes tienen mejores resultados de salud cuando se tiene en cuenta la renta y otras ventajas asociadas. A esta pregunta la respuesta es igualmente afirmativa”, concluye Kuo.

Debido a la fuerte relación entre naturaleza y salud, la investigadora alienta a los encargados a trazar la arquitectura de las ciudades y a diseñar comunidades con más espacios verdes públicos, no como meros elementos decorativos sino como componentes vitales, claves para la promoción de la salud, la amabilidad, la inteligencia, y la eficacia de la población. 

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