PREVENIR EL RESFRIADO Y LA GRIPE

Lavarse la nariz al notar los primeros síntomas: el primer estornudo sospechoso, no deje de ir al baño y lavarse bien la nariz... también es muy importante mantener nuestras manos limpias... 
 
Fortalecer sus defensas a los primeros síntomas: aprenda a sentir los más mínimos síntomas con los que inician los resfriados. Si lo consigue tendrá una batalla ganada. Tome un vaso caliente de leche con miel o un zumo de naranja con miel (puede añadir a ambos un chorro de coñac) cada dos o tres horas hasta que desaparezcan los síntomas... Ayudarán a prevenir y detenerlos. 
 
Pies calientes: vaya bien equipado allí abajo.... No escatime en medios: póngase un doble calcetín si hace falta. Dentro fuera de casa, no deje que se le enfríen los pies. 
 
Siga una buena alimentación: Buenos hábitos alimenticios son fundamentales. No deje pasar muchas horas sin tomar nada. Desayune muy bien por las mañanas. En su alimentación coma muchas frutas y verduras, especialmente aquellas ricas en vitamina C. 
 
Beber muchos líquidos: agua en abundancia, zumos, infusiones... No deje pasar una mañana o toda una tarde sin ingerir este tipo de líquidos. 
 
Conseguir un ambiente húmedo: al parecer si se reseca en exceso nuestra mucosa nasal hay más facilidad para que accedan los virus. Recuerde que hay excelentes humificadores. 

Ventilar su casa y el sitio donde trabaja unos minutos diariamente y evitar espacios excesivamente cerrados con mucha gente. Debe renovar el aire que respira... alejará los resfriados. 
   
Evitar cambios bruscos de temperatura. Abrígate bien cuando salgas a la calle y procedas de espacios con una calefacción muy alta. 
   
No se automedique: consulte a su médico si opta por tomar algún medicamento. No utilizar fármacos que se hayan seguido en tratamientos anteriores. 
   
Descanse si ha caído enfermo con un resfriado. Ayude a sus defensas, descansando... Evite el estrés. Además puede "acortar" el resfriado si ayuda positivamente a sus defensas:
  • Tomar naranjas, limones, kiwis... alimentos ricos en vitamina C. No sobrepasar los 20 mg. /día. 
  • Hacer gárgaras y limpieza nasal con agua con sal. Ponga una cucharadita de sal en un vaso de agua caliente y haga gárgaras durante un minuto. Trate de limpiar cuidadosamente sus conductos nasales con esta agua con sal inhalándola... mejorará la congestión nasal.
  • Comer una sopa de pollo. Aunque no hay evidencia de que la sopa de pollo pueda ayudar a curar un resfriado, la mayoría de los doctores están de acuerdo que puede tener efectos positivos. 
  • No tocarse los ojos o la nariz (especialmente si las manos no están lavadas) 
  • Tomar algo de zinc. Tanto si es en spray nasal como pastilla de un complejo de vitaminas el cinc ayuda a luchar contra los resfriados. 
 
Y con la gripe???
  La gripe es una enfermedad infecciosa causada por un virus, por lo que los antibióticos no son eficaces en su tratamiento. Se manifiesta con fiebre, alteraciones en el sistema respiratorio y dolores musculares. Se considera que la vacunación es el mejor modo de prevenir esta enfermedad, si bien la alimentación juega un papel fundamental en el funcionamiento del sistema inmunitario. 
 
La importancia de la alimentación como prevención
  La función del sistema inmunológico, encargado de protegernos frente a las infecciones, puede estimularse mediante la alimentación. La vitamina C, presente sobretodo en la naranja, la mandarina, el pomelo, las fresas, los kiwis, y algunas verduras como los pimientos o las coles, es uno de los nutrientes capaces de estimular la función inmunológica. 
  Existen además otros nutrientes, cuya deficiencia aumenta el riesgo de contraer infecciones. Algunos de estos nutrientes son el selenio, presente en los huevos, los cereales, las legumbres, la carne y el pescado; o el zinc, cuyas fuentes alimentarias son el hígado, el queso curado, los mariscos, las legumbres, el huevo y los frutos secos. 
  Es importante recordar la función de las bacterias ácido-lácticas presentes en los lácteos fermentados como los yogures, ya que éstas son capaces de atravesar la barrera gastrointestinal y actuar sobre la flora intestinal, mejorando el equilibrio de la misma. 
 
Cuando la gripe ya se ha contraído
  Una vez que la gripe ya ha empezado a mostrar sus primeros síntomas, resulta inútil tomar cualquier tipo de antibiótico, ya que éstos no ejercen ningún efecto sobre los virus. Si bien, se puede optar por tomar algún medicamento capaz de aliviar los molestos síntomas de la gripe como anticongestivos nasales, analgésicos para el dolor o antipiréticos para bajar la fiebre. 
  Conviene tener en cuenta que una vez que la gripe se ha contraído, la alimentación sigue jugando un papel importante. Los líquidos tienen una función esencial, ya que en caso de fiebre, evitan la deshidratación y la sequedad de las mucosas además de ayudar a eliminar toxinas presentes en el organismo. Una opción es la de tomar infusiones de plantas como el eucalipto, la echinácea o la verbena, ya que de este modo además de aportar líquidos al organismo, se consigue aprovechar todas las propiedades beneficiosas que estas plantas ejercen sobre las vías respiratorias. 
  Cuando se padece una gripe, resulta muy útil preparar alimentos variados y fáciles de digerir, que no sean muy grasos y que estén cocinados mediante técnicas suaves como el hervido, la plancha o el horno para intentar paliar la falta de apetito que suele aparecer al sufrir un poceso gripal. 
 
Consejos para evitar la gripe 
  La gripe es una enfermedad respiratoria contagiosa, causada por el virus influenza. Si bien se trata de una enfermedad que suele ser leve, existen formas más severas que ocurren en determinadas personas de riesgo. 
  La mayoría de las personas en buen estado de salud se recuperan de la gripe sin complicaciones, pero algunas, como las de edad avanzada, los niños de corta edad y quienes poseen enfermedades previas, tienen un mayor riesgo de complicaciones serias a consecuencia de la gripe. En algunos casos, estas complicaciones pueden llevar al fallecimiento.
¿Cómo podemos prevenir la gripe?
  La mejor manera de prevenirla es la vacunarse cada otoño. Las vacunas son elaboradas teniendo en cuenta los diferentes tipos –denominados subtipos- de los virus influenza que se encuentran en circulación a nivel mundial. Esto se logra mediante un sistema de vigilancia registrado por más de 100 centros centinelas distribuidos en todo el planeta. 
  Podría ocurrir – como se viene anticipando a lo largo del año- que en un momento dado se produzcan mutaciones del virus de la influenza A y que esto derive en un contagio masivo a nivel mundial. En estos casos las vacunas actualmente disponibles no serían de utilidad. 
  Mientras tanto, las vacunas con las que contamos en nuestro país en la actualidad son las adecuadas y su aplicación está altamente recomendada.
¿Quiénes deben recibir la vacuna antigripal?  
  • Los niños de 6 meses a 23 meses de edad. 
  • Las personas de 65 años de edad en adelante. 
  • Las personas de 2 años de edad en adelante que tienen enfermedades subyacentes a largo plazo (enfermedades del corazón o del pulmón, enfermedades metabólicas como la diabetes, enfermedades del riñón, trastornos de la sangre o el sistema inmunológico debilitado) .
  • Las mujeres que estarán embarazadas durante esta temporada de la gripe. 
  • Las personas que viven en asilos de ancianos u otros sitios de cuidados a largo plazo. 
  • Las personas que tienen entre 6 meses y 18 años de edad, y que toman aspirina todos los días. 
  • El personal de atención médica que atiende a pacientes. 
  • Las personas que tienen o cuidan a un bebé menor de 6 meses de edad. (No se debe vacunar contra la gripe a bebés menores de 6 meses de edad). 
 
 Pero… ¿sólo vacunándonos podemos prevenir al gripe?
  No. Además de la vacunación existen otras medidas para prevenir la gripe:
Medicamentos antivirales
  Se han aprobado tres medicamentos antivirales (amantadina, rimantadina y oseltamivir) para ser usadas en la prevención de la gripe. Estos medicamentos se pueden obtener sólo con receta y se debe consultar a un médico, antes de tomarlos. Es importante señalar que se trata de remedios bastante costosos, que no se encuentran al alcance de muchos, y que su uso no es de ningún modo fundamental para prevenir el contagio.
Medidas de higiene y convivencia
  Las siguientes medidas pueden ayudar a evitar la propagación de enfermedades respiratorias como la gripe, y son mucho más baratas que los medicamentos. 
  Estas son las principales: 
  • Cúbrase la nariz y la boca con un pañuelo descartable cuando tosa o estornude, y tire el pañuelo después de usarlo.
  • Lávese las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de toser o estornudar. Si no está cerca de una fuente de agua, use un desinfectante de manos a base de alcohol. 
  • Haga todo lo posible por mantenerse alejado de las personas enfermas.
  • Si adquiere una gripe u otra enfermedad viral estacional, no vaya a la escuela ni al trabajo.
  • Si está enfermo, no se acerque a otras personas para evitar contagiarlas.
  • Trate de no tocarse los ojos, la nariz ni la boca. Ésta es la manera como a menudo se propagan los gérmenes.

¿Qué hacer si nos engripamos?
  Descansar mucho, tomar mucho líquido y dejar de fumar. También puede tomar medicamentos que se venden sin receta para aliviar los síntomas de la gripe (pero evite el administrarle aspirina a niños o jóvenes con síntomas de gripe, especialmente si tienen fiebre). 
  Si usted o alguna persona de su entorno se encuentra dentro del grupo de riesgo de padecer complicaciones por la gripe, debe consultar a su médico en cuanto comiencen los síntomas. Debemos recordar que entre las personas más propensas a complicaciones están las de 65 años de edad en adelante, las que tienen afecciones médicas crónicas, las mujeres embarazadas y los niños pequeños.
¿Cuáles son las señales de emergencia?
  Hay algunas “señales clave de emergencia” que requieren atención médica inmediata. 
 
 En los niños, algunas de las señales que sugieren la necesidad de una atención médica inmediata son:
 
  • Respiración rápida o dificultad para respirar. 
  • Color azulado en la piel.  
  • Poco consumo de líquidos. 
  • Apatía, reducción de la actividad habitual.
  • Molestias generalizadas. 
  • Empeoramiento de la tos.
  • Fiebre con sarpullido. 
  En los adultos, algunas de esas señales son: 
  • Dificultad para respirar o falta de aliento. 
  • Dolor o presión en el pecho o abdomen.  
  • Mareo repentino.
  • Confusión. 
  • Vómitos fuertes o persistentes.

¿Cuáles son los síntomas de la gripe?
  La gripe generalmente empieza de manera brusca y se acompaña del siguiente cuadro clínico: 
  • Fiebre (por lo general alta). 
  • Dolor de cabeza.  
  • Cansancio (en ocasiones muy intenso).  
  • Tos. 
  • Dolor de garganta. 
  • Secreción o congestión nasal. 
  • Dolores musculares y articulares en todo el cuerpo.  
  • Con menos frecuencia, diarrea y vómitos, especialmente en los niños.

¿Cuáles son los riesgos de la gripe?
  La mayoría de las personas que contraen una enfermedad gripal no van a sufrir mayores complicaciones que las molestias ocasionadas por el malestar general, la necesidad de reposo y pérdida de sus actividades habituales (estudio, trabajo, deportes y recreación… lo que no es poca cosa). 
  En cambio, las personas de edad más avanzada, o que tienen previamente problemas renales, hepáticos, inmunológicos, cardíacos, respiratorios, nutricionales o diabetes – entre los más importantes- , pueden desarrollar una neumonía bacteriana, o empeorar sus enfermedades crónicas como la insuficiencia cardíaca congestiva, el asma y la diabetes. Además, tanto los niños como los adultos pueden contraer sinusitis e infección de oídos.
¿Cómo se contagia la gripe?
  La gripe se propaga a través de gotitas respiratorias que son liberadas al ambiente al toser y al estornudar. En la inmensa mayoría de los casos el contagio ocurre de persona a persona. Sin embargo, en ocasiones, es posible que una persona se infecte al tocar algo que contiene el virus y tocarse luego la boca o la nariz. 
  Los adultos pueden infectar a otras personas entre un día antes de que se presenten los síntomas hasta una semana después de contraer la enfermedad. Por lo tanto, uno puede contagiar o contagiarse aún sin conocer la fuente de transmisión del virus. 
  Recuerde: Ante la aparición de algunos de estos signos o síntomas, no deje de buscar atención médica en forma inmediata.

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