La terapia magnética, magnetoterapia, magnoterapia o imanoterapia es una práctica de la medicina alternativa que implica el uso de campos magnéticos
estáticos o permanentes sobre el cuerpo. Algunas personas refieren
haber respondido favorablemente al tratamiento de algunos casos de dolor
causado por inflamación al someterse un corto periodo de tiempo a
campos magnéticos producidos por imanes permanentes, sin embargo ningún estudio ha comprobado su eficacia más allá del Efecto placebo
La terapia magnética ha sido tema de debate por su inverosimilitud y por que los resultados suelen variar de persona a persona.
Historia
Se cree que así como Aristóteles, Galeno también ocupaba rocas magnéticas para curarse. Algunos dibujos y descripciones sugieren que Cleopatra utilizaba imanes en el entrecejo para mantener su juventud.
Restos arqueológicos son evidencia del uso de magnetos por parte de los
olmecas que "posiblemente los ocupaban como adornos en el cuerpo o para
lograr la restauración de la salud".
Otros hallazgos indican que los médicos orientales utilizaban magnetos
en combinación con el calor y la acupuntura para tratar desequilibrios
de la salud desde el año 2000 A.C
Los vedas mencionan utilizar rocas magnéticas para tratar la
enfermedad y los médicos europeos medievales reportan el uso de magnetos
para tratar gota, curar artritis y depresión.
Anton Mesmer,
un médico vienés, empezó en 1770 a tratar a sus pacientes con una placa
magnética tras observar a un curandero y sacerdote jesuita llamado
Maximillian Hell. Mesmer suponía que existía un fluido magnético en
todos los cuerpos, al que llamó magnetismo animal y que debía ser reconducido para curar las aflicciones. Posteriormente su técnica, llamada mesmerismo, dejó de usar imanes para centrarse en el magnetismo del propio cuerpo y la hipnosis.
En la actualidad, la magnetoterapia se continúa practicando,
principalmente en técnicas de alivio de dolor, a pesar de que los
efectos pueden variar de persona a persona.
Experimentos
La magnetoterapia refiere experimentos donde se acelera la
regeneración de tejidos con imanes de intensidad variable (1-25000
gauss) por lo que es frecuente su recomendación en el tratamiento de
lesiones.
El principal apoyo de su efectividad está en forma de testimonios,
anécdotas y casos particulares, que se pueden atribuir al efecto
placebo. No hay evidencia científica que apoye a la magnetoterapia: en se encontró una pequeña disminución en el dolor causado por la osteoartritis
en el grupo que llevaba pulseras magnéticas. Sin embargo los propios
autores advierten que no está claro si este efecto es específico del
imán o inespecífico (causado por el efecto placebo) ya que es imposible
ocultar a los pacientes si llevan un imán real o no.
En 1976, el ganador del Premio Nobel de Química, Linus Pauling, dedujo un método para estudiar los enlaces de la oxihemoglobina, proteína de la sangre que transporta el oxígeno. A través de un sencillo experimento, comprobó que esta molécula es diamagnética, por tanto es repelida por los campos magnéticos de la misma forma que el resto de la sangre y de los tejidos. Por otro lado, la deoxihemoglobina, la misma proteína cuando no está transportando oxigeno, es paramagnética,
por lo tanto es atraída débilmente por campos magnéticos, pero los
imanes utilizados en la terapia magnética deben ser adecuados para tener
un efecto apreciable sobre el flujo sanguíneo (por ejemplo utilizar
imanes de neodimio en vez de imanes de ferrita o cerámicos)
Thomas C. Skalak, profesor de ingeniería biomédica de la Universidad de Virginia
ha realizado estudios en ratas, en su opinión, indican que los imanes
reducen la inflamación en heridas y aumenta la microcirculación
sanguinea.
El departamento de Neurología Pediátrica Sep;23(3).261-4 invita a la
reflexión de que la magnetoterapia es una buena opción a explorar pues
puede evitar intervenciones médicas costosas e innecesarias. En un
experimento reciente (2000), se seleccionaron a dos adolescentes con
dolor crónico en la espalda baja, abdomen y genitales diagnosticados con
un trastorno de discos intervertebrales y de espina dorsal. Aunque se
les sumistró medicamento analgésico éste no tuvo ningún efecto. Ambos
habían atendido a médicos de diferentes especialidades y se les realizó
una apendectomía sin que ésta les aliviara el dolor. Después fueron tratados con productos magnéticos de neodimio disponibles en el mercado para probar los resultados, los pacientes refieren un rápido alivio sostenido por más de dos años.
En EEUU la magnetoterapia fue aprobada por la Food and Drug Administration (FDA) en noviembre de 1979.
Esta regulación es exclusivamente de tipo legal pero no presupone una
aprobación de la magnetoterapia por parte de la ciencia médica.
Los equipos magnetoterapéuticos se consideran productos sanitarios
y por tanto sujetos a la directiva 93/42/EEC relativa a los productos
sanitarios cuya transposición a la legislación española es el Real
Decreto 1591/2009. Esta situación legal no está exenta de polémica ya
que gran parte del consejo de medicina científica rechaza la validez de
la magnetoterapia y de otras terapias alternativas. En contraparte,
algunas manifestaciones han llegado a sugerir que la promoción de una
terapia efectiva y accesible, afecta los intereses económicos de las
grandes compañías farmacéuticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario