Vivir
"atrapado" por Internet, la adicción a las compras, la obsesión por
las dietas o por la alimentación sana podrían ser las nuevas enfermedades de
las sociedades desarrolladas
Sentir ansiedad al no conectarse a Internet, encender el ordenador a altas
horas de la noche y perder la noción del tiempo; tener obsesión por consumir
comida biológicamente pura -y evitar todo lo que pueda resultar tóxico-, por
hacer dieta o por conseguir un cuerpo perfecto y musculoso; problemas con
compras compulsivas que superan las posibilidades económicas. Todos ellos son
algunos patrones de comportamiento de las sociedades desarrolladas que
pueden convertirse en adicciones.
La obsesión por el cuerpo
El deseo por tener "un cuerpo 10" puede
llegar a convertirse en una verdadera adicción. Aunque los trastornos
alimentarios, como la anorexia y la bulimia, son cada vez más frecuentes,
hay otro tipo de conductas relacionadas con la alimentación que también son
habituales. La obsesión por la buena alimentación puede llegar al
extremo de convertirse en ortorexia, basada en la necesidad de
consumir solo comida biológicamente pura y evitar todos los alimentos que
puedan resultar tóxicos.
Quienes la padecen huyen de todo lo que
consideran impuro, como los pesticidas, los transgénicos, los aditivos,
los alimentos manipulados, e incluso, los congelados. Se convierten en
fanáticos consumidores de alimentos de cultivo ecológico y probióticos. El
problema radica en que estas personas centran su vida en la comida y la
convierten en una especie de ritual que les ayuda a mantenerse puros.
Las mujeres desean estar delgadas y los hombres,
tener un aspecto atlético y musculoso. Esta aspiración puede llegar a convertirse
en uno de los principales valores de la vida y en una obsesión por un
cuerpo perfecto y musculoso: la
vigorexia. A menudo, los afectados sufren baja autoestima y una distorsión
de la imagen corporal.
Se dedican muchas horas al ejercicio físico y se
pone especial atención en la alimentación, que suele ser hiperproteica para
fomentar el desarrollo de la masa muscular. También es habitual el consumo de
suplementos alimenticios y anabolizantes. De esta manera, el entrenamiento
físico y la dieta se convierten en uno de los ejes de la propia vida.
Adictos a las compras
Cuando comprar, conectarse a Internet, la dieta o
el ejercicio físico se convierten en necesidad irreprimible, surge el problema
Si de forma habitual se ocultan al entorno
familiar las compras realizadas o hay sensación de haber adquirido de manera
impulsiva un objeto que no es necesario, se puede estar ante un trastorno
asociado. Hasta un 30% de los españoles tienen problemas de autocontrol
y un 5% podrían ser adictos a las compras, según los resultados de un
informe promovido por la Unión Europea sobre los problemas psicológicos
relacionados con el consumo.
Este es un problema frecuente que afecta más a
las mujeres, aunque también se registra entre los hombres. La diferencia
estriba en los productos que se adquieren, ya que mientras ellas optan por la
ropa y las joyas, ellos prefieren la tecnología. También hay diferencias
generacionales: al parecer, las generaciones jóvenes son cada vez más
consumistas. Ofertas, rebajas, outlets, productos low cost y, por supuesto, la
publicidad. En las sociedades desarrolladas, el hecho de comprar se ha vuelto
una finalidad en sí misma.
Una de las diversiones frecuentes de los jóvenes
es ir a los centros comerciales a pasar la tarde y, de paso, hacer alguna
compra, a menudo, poco necesaria. Este afán consumista, que en inglés se conoce
como "shopping spree" (la juerga de las compras), puede llegar a
desencadenar una verdadera adicción que convierte el placer en sufrimiento: la
obsesión lleva a efectuar compras a menudo compulsivas, que superan las
posibilidades económicas. Además, el "shopaholic" (término inglés que
define al adicto a las compras), no se identifica como tal. Por este motivo,
ante una adicción al "shopping", lo más importante es detectar el
problema. Las compras impulsivas frecuentes o "ir de tiendas", a
pesar de que genere con frecuencia problemas económicos, pueden ser algunos
indicios. El retrato robot sería el de una mujer de mediana edad, con una
excesiva preocupación por la propia imagen y, con frecuencia, con bajo nivel de
autoestima. No es raro que esté en fase de superación de un estado
depresivo y que los artículos adquiridos intenten ser una ayuda para
sentirse mejor.
¿Adictos a Internet?
La rápida evolución de las nuevas
tecnologías es imparable. Forman parte de la vida diaria de la mayoría de
las personas y se depende de ellas más de lo que uno se pueda imaginar. ¿Pero
podría hablarse de adicción? No hay duda de que cualquier conducta normal
placentera puede ser susceptible de convertirse en adicción si se establece con
ella una relación que termina por perjudicar al individuo. Como muestran los
resultados de una encuesta realizada a 2.000 usuarios, el 24% se conectaba más
de seis horas diarias. Además, la mitad afirmó sentir ansiedad
y enfado si por razones técnicas les era imposible consultar el correo
electrónico.
En España, un 85% de la población adulta
navega por Internet y un 5% abusa o hace un mal uso de esta actividad.
Los expertos explican que el indicador de un uso incorrecto, más que el número
de horas que se pasan delante de la pantalla, podría ser el hecho de perder la
noción del tiempo, sentir ansiedad al no conectarse o encender el ordenador a
altas horas de la noche. El mal uso también puede manifestarse con síntomas
físicos como cansancio, fatiga ocular, problemas musculares, inestabilidad
emocional, confusión y sedentarismo. También pueden darse cambios en el
comportamiento social, como disminución del grupo de amigos, conflictos
familiares, escolares o laborales.
Los usuarios se conectan a la Red, sobre todo,
para buscar información y para interactuar con otras personas a través de redes
sociales y chats. En Internet hay pocas reglas, se juega con la carta del
anonimato y los internautas se mueven en un mundo de ficción que les permite
mostrarse tal y como les gustaría. Según Enrique Echeburúa, catedrático en
Psicología Clínica y experto en el tema, aunque este es un factor positivo para
la mayoría de la gente, en personas con algún otro problema de fondo, como una
depresión, la irrealidad de Internet puede suponer una vía de escape inicial
para el usuario. El problema surge cuando la persona se aleja de la realidad y
no la afronta, un hecho que termina por agravar y enmascarar la depresión.
La preocupación por la adicción a las nuevas
tecnologías, en especial videojuegos
e Internet, es un tema de plena actualidad. En un estudio reciente, mediante un
escáner de cerebro realizado a 17 jóvenes adictos a Internet, se evidenciaron
modificaciones cerebrales que podrían afectar a las emociones, la toma de
decisiones y el autocontrol. El tema está lejos de resolverse, ya que también
hay quien considera que esta supuesta adicción es un mito y solo es una nueva
etapa del siglo XXI, donde los usuarios encuentran en Internet todo lo que
necesitan.
Fuente: http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2012/05/04/209159.php
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