Una gran revisión halló una presión arterial y unos niveles
de colesterol más altos, así como otros precursores de enfermedad cardiaca.
Los niños obesos parecen desarrollar riesgos de enfermedad cardiaca que
generalmente no se observan hasta la adultez, lo que pone su salud en peligro
mientras crecen, informan investigadores británicos.
Esos factores de riesgo, que incluyen hipertensión, colesterol alto, niveles
altos de glucemia y un engrosamiento del músculo cardiaco, pueden fomentar el
riesgo de enfermedad cardiaca en hasta 40 por ciento, anotaron los autores del
estudio.
"Realmente debemos tomar medidas contra la obesidad infantil a la edad
más temprana posible", enfatizó la investigadora líder Claire Friedemann,
del departamento de ciencias de atención primaria de la salud de la Universidad
de Oxford. "Hemos mostrado que la obesidad no solo se trata de la
apariencia, sino que podría tener un efecto duradero sobre la salud de un niño.
Si no afrontamos el problema por completo, podríamos perder los avances que se
han logrado en el tratamiento de la enfermedad cardiaca en los últimos
años".
"Estos hallazgos sugieren que ser obeso en la niñez empeora
significativamente los factores de riesgo cardiovascular y que las
consecuencias adversas de salud podrían ser incluso mayores de lo que se
pensaba", señaló. "Se necesitan esfuerzos globales sustanciales para
abordar la obesidad infantil".
El informe aparece en la edición del 25 de septiembre de la revista BMJ.
Para el estudio, el equipo de Friedemann analizó 63 estudios que medían el
peso y el riesgo de enfermedad cardiovascular en niños y adolescentes de 5 a 15
años. En total, los estudios incluyeron a más de 49,000 niños. Se llevaron a
cabo en "países altamente desarrollados" y fueron publicados entre
2000 y 2011.
Este tipo de estudio, conocido como metaanálisis, se usa para hallar hilos
comunes en varios estudios con la esperanza de poder afirmar un hallazgo
general de forma más rotunda. Los problemas con este tipo de análisis surgen de
las debilidades de cualquiera de los estudios incluidos y la dificultad de
combinar datos dispares.
En el análisis, los investigadores hallaron que, en comparación con los
niños de peso normal, los niños obesos tenían una presión arterial, colesterol
y niveles de glucemia significativamente más elevados, además de unos músculos
cardiacos más gruesos.
Estos factores de riesgo pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca y
accidente cerebrovascular en 30 a 40 por ciento cuando estos niños lleguen a la
adultez, advirtieron los investigadores.
Los niños con sobrepeso también tenían una presión arterial más elevada,
pero menos que los niños obesos.
"Aunque el tamaño del efecto que la obesidad tiene sobre la salud
cardiaca de los niños es preocupante, la buena noticia es que todos se pueden
mejorar a través de una dieta sana y del ejercicio", aseguró Friedemann.
"Es mucho más fácil que estos hábitos comiencen en la niñez y perduren en
la adultez".
El Dr. David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la
Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, señaló que "en otra época,
esta noticia hubiera sido chocante, pero este estudio nos dice lo que ya
sabemos. Una obesidad generalizada pone en peligro los futuros de nuestros
hijos. ¿Cuántos datos más necesitamos antes de comprometernos a hacer todo lo
posible para solucionarlo?".
La Dr. Nancy Dobrolet, cardióloga pediátrica del Hospital Pediátrico de
Miami que atiende a niños obesos todos los días en su consultorio, dijo que
"estos hallazgos son reales, y los efectos de salud para los niños son
reales".
"Lo veo todos los días en mi clínica", afirmó. "Cada día, los
pacientes son remitidos por hipertensión y colesterol alto, y la gran mayoría
de esos pacientes son obesos".
La mayoría de esos niños no hacen nada de ejercicio, apuntó Dobrolet, quien
no administra a sus pacientes fármacos para reducir la presión arterial ni el
colesterol.
"El primer tratamiento es cambiar la dieta y el ejercicio",
enfatizó.
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